viernes, 22 de enero de 2016

La vida...


La vida es una pelea constante, la persecución de ese tú que aspiras a ser, la pelea por aquello que quieres y el disfrute de lo que consigues. Los palos que recibes, los sueños que se escapan, las oportunidades que pasan ante ti fugazmente. Las risas, los llantos, los amigos, los enemigos, los logros, los fracasos, los días de sol, los días de lluvia, las victorias, las derrotas, los amores, los desengaños, los tragos dulces, los tragos amargos, las ilusiones, las decepciones, lo que puedes dar, lo que no das.

Y la vida sigue. Y el tiempo pasa. Y las experiencias se suceden. Y las personas cambian. Y te caes. Y te levantas. Y te vuelves a caer. Y te vuelves a levantar. Y te limpias el polvo de tus pantalones y sigues caminando.

La vida es eso que pasa entre el momento en el que piensas algo y el que desistes por no haberlo conseguido, entre esa fantasía y esa realidad, entre esa fuerza que te empuja y esa debilidad que te invade. Pero en ese espacio de tiempo en el que la vida transcurre como si nada tienen cabida las ilusiones, las alegrías, los saltos, la felicidad, el esfuerzo, la recompensa, el sentirse orgulloso de uno mismo, el vencer al miedo, la autosuperación, el superar los problemas, el meterse en la cama sonriendo, el sentirse a gusto con uno mismo, el disfrutar de los placeres de la vida, el bienestar y todas esas cosas que no valoramos lo suficiente cuando las cosas van bien pero que añoramos cuando van mal.

La vida es disfrutar de lo bueno y combatir lo malo, saber ganar y saber perder, sufrir hasta el final, mirar atrás y sonreír, mirar adelante y soñar sin dejar de pelear en el presente. No siempre tenemos lo que queremos cuando lo queremos, pero si dejamos de luchar posiblemente no lo tengamos nunca, y la vida es eso, una lucha diaria.

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